miércoles, 26 de noviembre de 2014

La camarera de Bach



Antonio Gómez Rufo

Primera edición: octubre de 2014
ISBN: 978-84-08-13251-6




La vigésima segunda  novela de Gómez Rufo (Premio Fernando Lara 2005 por El secreto del rey cautivo) está ambientada en los turbulentos años de mitad del siglo XVIII en Europa donde Madlene Findelkind, su principal personaje, se mueve con soltura entre los pensadores, filósofos y enciclopedistas franceses de la época.

Nos ha sorprendido encontrar en sus páginas un buen número de anacronismos, situando el autor a personajes históricos fuera de su tiempo: bien porque no habían nacido, bien porque ya habían fallecido o bien porque, estando vivos, eran aún tiernos infantes cuando se les atribuyen en la trama hechos que realizaron como adultos.

Entendemos que el autor de una novela en la que se narran hechos históricos y en la que los personajes reales se mezclan con los de ficción puede tomarse tantas licencias como le resulte conveniente para trazar su argumento, siempre y cuando así se lo indique al lector. Por ello nos extraña que no lo haya hecho en la Nota Previa del libro, para evitar confundirlo y que pueda dar por buenos hechos o fechas que no lo son.


Por otra parte, y una vez más, reseñamos algunos de los errores de contenido, gramaticales y ortotipográficos que salpican las páginas de la novela y que superan con creces los que un lector (que paga por un producto bien editado) merece sufrir en silencio.

1.- Anacronismos



Pág. 188 

Madlene, la protagonista, llega a Viena en junio de 1753.

Pág. 217

Esa noche el duque, a quien sirve, acepta una apuesta de sus amigos para llevarla como acompañante a la ópera.

Pág. 224

Y al ver cuál es la ópera que se representa no damos crédito ya que se incurre en un anacronismo difícil de sustentar, tratándose de un personaje tan conocido como Giuseppe Verdi:

¡¡Baste decir que Verdi nació en el año 1813; y que el estreno de la ópera I due Foscari tuvo lugar el 3 de noviembre de 1844!!

* * *

Pág. 275

Madlene enviuda en 1757.


Pág. 282

Durante dos años se dedica frenéticamente a la lectura.

Pág. 287

Ya en 1759, rememora las lecturas de libros escritos por mujeres que había leído de la biblioteca de su marido, y cita a Olympe de Gouges, seudónimo de Marie Gouze, que nació en 1748, por lo que difícilmente escribiría ningún libro a la tierna edad de nueve años...

Y más difícil resulta que otra de las autoras que cita, la baronesa Annette von Droste-Hülshoff, escribiera alguna de sus obras antes de nacer, pues este personaje nació en 1797 y no publicó hasta casi los 40 años de edad.


* * *

Pág. 343

Pág. 351

Corre el año 1761. Madlene Findelkind vive en París y visita a distintos pensadores y enciclopedistas parisinos, así como a políticos, escritores y músicos: Jean d'Alembert, el abate Morellet, Diderot...

Sin embargo, sorprende encontrar entre ellos a Du Marsais, pues César Chesneau Du Marsais, gramático y filósofo francés, nació en 1676 y murió en 1756, por lo que difícilmente podría haber conversado en 1761 con la protagonista, y menos aún haberla felicitado por su valentía...

* * * 


Pág. 352

El autor reincide en el anacronismo con la figura de Olympe de Gouges, en esta ocasión en boca de Voltaire, quien invita a Madlene a visitarla cuando Olympe de Gouges en 1761 apenas contaba con trece años y era una desconocida.
No fue hasta 1770 cuando, una vez viuda, se traslada a París en donde frecuenta los salones literarios y comienza su carrera como escritora y a ser conocida por sus ideas feministas.

* * *

Pág. 370

En verano de 1761 Madlene abre una escuela y espera a sus primeras alumnas.

Pág. 372

Teniendo en cuenta que Montesquieu falleció en 1755, resulta imposible que en 1761 autorizara a criada alguna a asistir a las clases de Madlene.  


2.- Errores de contenido


Pág. 331

En 1760 Madlene conoce a Markus Sindelar en París.

Pág. 332

Se nos dice que Markus Sindelar tenía entonces treinta y un años, por lo que había nacido en 1729. 


Pág. 473

Por tanto, si falleció en el año 1796, basta un simple cálculo matemático para comprobar que murió a la edad de sesenta y siete años.


3.- Errores gramaticales


Errores de concordancia


Pág. 78

Es evidente que eran sus ojos (claros, verdosos o azulados según la luz...) los que contrastaban con su cabello moreno; pero existe un error de concordancia puesto que «sus ojos» viene predeterminado por «la vivacidad». 

[la vivacidad de sus ojos claros... contrastaba con su cabello moreno...]

Hubiera sido más fácil prescindir de «la vivacidad»:

[De piel fina y tez oscura, sus ojos claros... contrastaban con su cabello moreno...]


Pág. 85

El sustantivo «biempensantes» viene predeterminado por otro sustantivo (la «conciencia»), por lo que se incurre en un error de concordancia.

[para que la conciencia de los biempensantes no sintiera culpa ni remordimientos...]

Aunque siempre se mejoraría la frase con otra construcción gramaticalmente más correcta:

[para que los biempensantes no sintieran culpa ni remordimientos en sus conciencias...]


Pág. 148

El término «aguanieve» se construye con el artículo femenino «la». El hecho de que el artículo «la» se transforme en «el» ante la palabra «agua» (por ser esta una voz femenina que empieza con «a» tónica) no implica que deba mantenerse ese cambio en «aguanieve», pues en esta ya no es tónica la primera «a», sino que el acento recae sobre el diptongo «ie».

[la aguanieve]


Pág. 156


Se incurre en un error de concordancia puesto que no son 
los «copos inmaculados» los que resultaban extrañamente hermosos, sino «aquella lenta cellisca», por lo que la frase correcta es:

[y aquella lenta cellisca de copos inmaculados resultaba extrañamente hermosa...]

O bien prescindir de «aquella lenta cellisca»: 

[y aquellos copos inmaculados resultaban extrañamente hermosos...]


Pág. 362

[la ausencia de soldados... permitía una mayor visibilidad..]



Laísmos/Leísmos


Pág. 80

[Se inclinó sobre ella y la besó en la frente...]


Pág. 85

[La hizo salir con él al patio y...]



Pág. 204

[que le había recriminado algo...]


Pág. 222

[que no podían complacerla más...]



Pág. 314

[aquella mirada la incomodaba...]


Pág. 395

[que le hablaba con sinceridad...]

Pág. 462

[para que la ayudara...]


Otros errores


Pág. 171

Es un ejemplo de deficiente construcción gramatical, puesto que «la seguridad» por sí sola difícilmente puede permitirse alguna cosa, erigiéndose en agente con vida propia. Es «la mujer» quien con su seguridad (porque conoce los deseos más íntimos de un hombre) se permite reír del modo en que lo hace e ir en busca de...


De ahí que la solución más directa y menos traumática en orden a respetar la frase sea:

[Y riéndose del modo que solo permite la seguridad de una mujer cuando conoce...]


Pág. 399

Se incurre en un pleonasmo ya que la definición de «presencia» es, según recoge el DRAE en su primera acepción: «asistencia personal»; por lo que es una redundancia hablar de «presencia personal».



Pág. 444

Es una redundancia hablar de «enrejados de verjas», pues la definición de «verja» es, según recoge el DRAE en su primera acepción: «enrejado que sirve de puerta, ventana o cerca».

4.- Errores ortotipográficos



Pág. 46


Se repite «sonrió» en el inciso. Lo correcto es:

[—sonrió Bach, palpándose la tripa. Y luego pasó su mano por el rostro de su amigo—.]

Si entendemos que el autor ha querido resaltar que Bach sonrió dos veces, también existe un error en la frase «Y sonrió luego pasó su mano...», siendo lo correcto:

[Y luego pasó su mano... sonriendo de nuevo]


Pág 244

Falta la raya final del inciso. Lo correcto es:

[No sé —se rascó la nuca Losenstein—. No creo...]

De todas formas, hubiera sido más correcta la construcción del inciso así:

[No sé —dijo Losenstein rascándose la nuca—. No creo...]


Pág. 251

[para que, al recibirla,]


Pág. 460

[y la sonrisa se borró...]



Pág. 368

[esté]


5.- Otras cuestiones de contenido


Pág. 186


Este párrafo nos hace dudar si los navíos de línea fueron «allí» llamados (a Cartagena de Indias) porque disponían de tres pisos (o puentes) de artillería o el autor quería decir «así» llamados por disponer de tres pisos (o puentes) de artillería.

En cualquier caso, en España en esa época y según la clasificación de los «navíos de línea» por sus puentes y sus cañones (no confundir con la denominación inglesa «navíos de fila»), además de con tres pisos de artillería (o puentes o cubiertas artilladas) los había con dos.


      
Pág. 250

Madlene era analfabeta y aprendió a leer en casa del duque. Que sepamos, en ese momento de la historia, solo hablaba alemán. Al mencionarse en italiano el título del primer libro que el duque le da para que practique la lectura, puede parecer que ella es capaz de hacerlo en ese idioma.
Puesto que la primera traducción al alemán de esta obra de Goldini fue editada en Dresde por Gröllischen en 1755, época en la que transcurre la escena, para evitar ese equívoco podría haberla titulado en alemán o, en su defecto, en castellano.

[Der Cavalier und die Dame]
[El caballero y la dama]


+ + +


jueves, 13 de noviembre de 2014

Nueva edición corregida de «La sonata del silencio»







Paloma Sánchez-Garnica 

Tercera edición: octubre de 2014 



En septiembre de 2014 reseñamos la primera edición de La sonata del silencio y expresábamos nuestra sorpresa ante la cantidad de errores que encontramos en ella (de los que solo indicamos algunos).

Nos consta el rigor de su autora, Paloma Sánchez-Garnica, y no dudamos de la profesionalidad de su equipo editor aunque, lamentablemente, los resultados de la edición comentada ponen de manifiesto que no se realizaron las pruebas de corrección necesarias por parte de la editorial.

Nos complace enormemente que Planeta, en la tercera  edición, haya recogido todas y cada una* de las indicaciones (más de 35) que tuvimos la oportunidad de contrastar con la autora y que en su día reseñamos (obviando otras que encontramos y  no indicamos) .

A continuación mostramos algunos de los errores corregidos:


1.- Anacronismos


Error reseñado (Pág. 68)

Comentamos en su día que las aspirinas se comercializaban en aquella época (1946) en tubos o frascos de cristal, en pequeños envases metálicos o retractiladas en celofán, puesto que el polietileno fue sintetizado por primera vez en 1943; que hasta 1950 no se descubre el polipropileno; que Bayer, entre otros laboratorios farmacéuticos, no introdujo el plástico en sus envases hasta muchos años después; y que la producción de plásticos en España se inició en 1953.

Error corregido

El «tarro de plástico» pasa a ser un «tubo de cristal».

* * *

Error reseñado (Pág. 256)

Como indicábamos, el tratamiento con corticoides que se le aplicó al marido de Marta no era posible puesto que la cortisona fue aislada en 1936 y sintetizada en 1948, año en que se le aplicó por primera vez a un paciente en la Clínica Mayo de Estados Unidos.

Error corregido

Por lo que se eliminan los «corticoides» y ahora son «calmantes».


2.- Errores de contenido



Error reseñado (Pág. 35)


Error de cálculo (Pág. 36)

Se decía que Antonio tenía seis hermanos varones, pero más adelante se explicitaba que cuatro murieron y que «al» otro hermano lo dejaba malherido un accidente, y ese «al» indicaba claramente que eran cinco los hermanos varones (más dos hembras), por lo que eran en total  siete hermanos.

De entre las alternativas que ofrecíamos para solucionarlo se ha optado, razonablemente, por la más sencilla:

Error corregido


Antonio Montejano tenía «siete» hermanos.


* * * 

En esta escena vemos cómo don Próculo pide que le sirvan un orujo que doña Virtudes (el lector sabe los motivos) es reacia a compartir:

 Pág. 86

Previa aprobación por parte de doña Virtudes, la doncella dejaba sobre la mesa una bandeja con un vasito de orujo

Pág. 92


Pero más tarde veíamos que don Próculo, el sacerdote, se había servido él mismo más orujo de una inexistente botella y el vasito pasaba a convertirse en una diminuta copa de cristal.

Pág. 94-95


La escena ha sido modificada de la siguiente forma para enmendar las incongruencias:


Modificación

Desaparece el «vasito» y pasa a ser «orujo»...

Modificación

... de forma que el sacerdote ahora pueda servírselo en un «diminuto vaso de cristal».

* * *


A continuación indicamos otra escena que presentaba incongruencias:

Doña Celia, otro de los personajes, prepara chocolate y, al verterlo en la chocolatera, se nos dice que estaba tan aguado que parecía leche con color:


Pág. 122


El lector se sorprendía al leer que, cuando lo va a servir, ese chocolate tan aguado que parecía «leche manchada», de repente era «algo espeso»: 

Pág. 123 



 Y se sorprendía más aún cuando volvía a ser «muy claro» y ya no era «dulzón»:

Pág. 125


Ahora el chocolate es «poco» espeso y «poco sabroso»:



Modificación

Modificación




3.- Errores ortotipográficos

Entre los errores tipográficos enmendados resaltamos los siguientes:

Error reseñado (Pág. 295)

Difícilmente metería ambas manos en un solo bolsillo.
[en los bolsillos]


Error corregido

Arreglado el error.

Error reseñado (Pág. 311)

Requería cursivas: [pringaos]

Error corregido 

Lástima que solo corrigieron el de la página que indicábamos, quedando otros «pringaos» por corregir.


Error reseñado (Pág. 822)

Indicábamos que no era una pregunta sino una exclamación que requería signos de admiración.
[¡Quiero saber...!]

Error corregido

Se cambian los signos de interrogación por los de exclamación.


4.- Errores gramaticales


Pág. 297

Decíamos que «hato», en este contexto, significa: ropa y otros objetos que alguien tiene para el uso preciso y ordinario, lo que ya define un conjunto de prendas, por lo que lo apropiado sería su utilización en singular.
[el viejo hato (de ropa) que vestía...]

Error corregido

Ahora ya aparece en singular.

Error reseñado (Pág. 364)

Indicábamos un error de concordancia.
[fueran]

Error corregido

Desaparece el error.

Error reseñado (Pág. 500)


Otro error de concordancia: la tenue luz alumbraba el cuerpo. [Alumbrado


Error corregido

Ahora es correcto.

Error reseñado (Pág. 664)

Se incurría en un pleonasmo para el que había distintas soluciones: 
[salir de España], [irse de España], [dejar España]...

Error corregido

Se ha aceptado la primera opción.


Error reseñado (Pág. 749)


Decíamos que aunque esta palabra aparece en un diálogo y, por tanto, está empleada de forma coloquial, lo correcto sería resaltarla en cursiva ya que no es un vocablo recogido en los diccionarios:
[intelectuala]


Error corregido

Se resalta la palabra en cursiva.


 Error reseñado (Pág. 760)

Comentábamos que la ciudad francesa de Chantilly (Francia) da nombre tanto a un dulce de crema de leche (que se escribe en minúsculas) como a un tipo de encaje y que, puesto que se refería al encaje, lo correcto era:
[manto de Chantilly]


Error corregido

Aparece escrito con mayúscula inicial.


5.- Unificación



Pág. 119-120

Pág. 270

Nos encontramos que una vez utilizada correctamente la palabra «beis» , más adelante se volvía a mencionar ese color con un extranjerismo que, en cualquier caso, debería de haberse resaltado en cursiva [beige].

Error corregido

Se ha realizado la unificación.


* * * 


Pág. 397-398

Indicábamos que las formas coloquiales que reproducen la pronunciación del habla local se deben remarcar en cursiva e insertar un apóstrofo para reflejar en la escritura la supresión de sonidos cuando hay palabras sucesivas.
El uso del apóstrofo no es necesario para marcar ni las apócopes ni las aféresis de una voz con independencia de la palabra que le siga, ni se remarca en cursiva la palabra no afectada (ej. pa que).

Unificación realizada


* Al habla con la autora nos dijo que había quedado por corregir una de las indicaciones (la referente a tratar el grado de sargento como oficial) y que esperaba una nueva oportunidad para hacerlo.


 + + +